domingo, 11 de julio de 2010

Diálogos en BurgerKing

4





-Como rompés las bolas Mara- la interrumpió Nina.
-¡No entiendo por qué se niegan a razonar!
-Aunque mas no sea, para hacerte entender eso Mara, que todo es inútil, o equivalente a nada- prosiguió Nina.
-Y me decís que no son nihilistas.
-No, no lo somos. Vos sos nihilista. Sos capaz de pasarte la vida preocupada por las boludeces que pasan en éste microcosmos de la hamburguesa. Nada de esto es importante. Todo es accidental, y no es más que un resorte que nos manda a lo que de veras es importante.
Mara negaba con la cabeza.
-No te entiendo…- dijo en tono sonámbulo. Pero tampoco estaba segura de si entendía sus propias palabras. El lugar se había vuelto irreal, quizás indiferente. Notó que muy cerca había un espejo. Alcanzó a mirarse, estaba muy pálida, su rostro parecía velado. Mara se sentía paralizada. Todo se borraba en una niebla corrosiva. Si eso no era el abismo, se le parecía bastante.
-No me siento bien- intervino- ¿Qué hora será?
Nadie dijo nada.
-¿La hora tampoco tiene importancia para ustedes? Supongo que no, claro, que va a tener- volvió al silencio- para ustedes nada es importante, pero para mi sí.
-Para vos tampoco.
-¡Basta! ¡Que tercas son! No podemos seguir hablando.
-Puede ser, pero en realidad no es necesario hablar, hay cosas de las que no hay que hablar. Hablar arruina todo.
-Entonces no digamos mas nada- dijo Mara- Adiós.
Más allá de lo que pensaran, Mara estaba desilusionada de que aquella conversación no hubiera dado frutos. Lo que ella esperaba era que sus misteriosas compañeras le hubieran revelado su mundo. Un mundo al revés, simétrico y en espejo al mundo real, con todos los valores invertidos. Esa habría sido la simplicidad que la hubiera dejado satisfecha. Pero ya era una oportunidad perdida, y con ella se perdía todo lo demás.

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