domingo, 11 de julio de 2010

Diálogos en BurgerKing

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Tres chicas entreron a Burger King. Eligieron una mesa del fondo, a la izquierda de un largo corredor cerca del cual se desarrollaba un cumpleaños infantil. Nina y Sheena adoptaron una postura relajada, apoyando los pies sobre el asiento y arrojando una mirada de infinito desprecio a su alrededor. Mara se sentó derecha y apoyó las manos sobre la mesa.
La música modificó su estado de ánimo. Todas las miradas y las voces que las rodeaban se conjugaban en un ambiente cotidiano, casi agradable, más normal y previsible. Ninguna pidió nada, a pesar de que varias mozas se deslizaban por el local en patines y minifalda.
-Creo que los pedidos hay que hacerlos por allá- dijo Mara.
-¿Que carajo me importa?- le contestó Sheena.
-Que nos van a echar si no tomamos nada.
-Me gustaría que se atrevieran a hacerlo- prosiguió desafiante mientras reafirmaba su postura con los pies sobre el asiento y mirada desdeñosa.
Pero justo cuando Mara pensó en levantarse para comprar una coca-cola (y así evitar una situación desagradable), una empleada rubia, con patines y mini-falda, se acercó a la mesa donde estaban.
-Si no van a consumir nada no pueden quedarse.
-Te vas a la puta madre que te parió- intervino Sheena.
La mujer se quedó helada, pero a juzgar por su apariencia, no podía ser del tipo de mujeres que se dejan llevar por delante. Mara esperó su reacción con ansias, casi gozándolo.
-¡¿Qué!?
-Que te vallas a la mierda y nos dejes en paz. Tenemos que hablar.
-Mirá nenita, empezá por sacar los pies del asiento.
Sheena se paró allí mismo y restregó los dos pies con fuerza sobre el tapizado. Como si fuera un felpudo viejo. Volvió a sentarse.
-¿Te gusta así? Ahora dejanos tranquilas. Fuera.
La mujer dio media vuelta sobre las rueditas de los patines y se alejó. Sheena inició una conversación casi forzada.

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