viernes, 28 de octubre de 2011

No siempre es tan fácil diferenciar una verdad de un eslogan

Saber y conocer: el saber implica certidumbre, y la certidumbre niega la reflexión. El saber ancla el conocimiento, porque en tanto se sabe, no se reflexiona. Esto se corrobora en la vida cotidiana, cuando nos quedamos detenidos en un pensamiento, o intransigentes en un punto de vista, apegados a proposiciones teóricas, etc. Si se reflexiona sobre el ser, se cambia, o es muy probable que eso conlleve un cambio, sobre el hacer. Si uno se pregunta sobre los fundamentos de su ser, por supuesto que cambia el hacer. El conocer, en cambio, implica un acto de reflexión, y ese acto de reflexión (lo que pienso, qué fundamentos tengo para pensarlo, etc), es un acto de liberación.

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