Los invitados de Brülsen se podían dividir en altos y bajos, flacos y gordos, viejos y jóvenes, rubios y morenos, mujeres y hombres. Posiblemente habia otros criterios de clasificación: alérgicos y no alérgicos, muy ricos y fabulosamente ricos, adúlteros y adúlteras, jugadores de bridge y jugadores de golf. Pero la única clasificación que a mi me interesaba era la que los dividía en los que yo no conocía y los que yo conocía. En el primer grupo había unas diez personas de distintos tamaños, colores y formas y supongo que sexos también aunque nunca se sabe, a las que Brülsen me presentó, a las que dije jola que tál y a las que borré tres segundos después. No quería hacer nuevas amistades: con las que tenía me sobraban.
Angelica Gorodischer Floreros de Alabastro, alfombras de Bokhara
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